domingo, 17 de febrero de 2008

Iraq: ¿Cien años de ocupación?

Las pretensiones del senador Mc Cain para el país árabe

Juan Duflar Amel

Sin aun haber sido nominado candidato oficial del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos, el senador John Mc Cain se pronunció sobre cuál sería su opción en la guerra de Iraq: prolongar la ocupación norteamericana por cien años, si fuera necesario.

En el avance de su plataforma de política exterior, el ultraconservador aspirante a la primera magistratura de su país va más allá que su mentor, el presidente George W. Bush, quien reconoció la pretensión de mantener las tropas invasoras de Estados Unidos en la nación árabe diez años después de su mandato.

"Hemos estado en Japón por 60 años. Hemos estado en Corea del Sur por 50 años más o menos. Mientras que los estadounidenses no resulten heridos o sean perjudicados o asesinados, a mí no me molestaría", afirmó en recientes declaraciones el congresista republicano, considerado el virtual candidato de su partido a la Casa Blanca.

Por sus expresiones, al ex piloto de aviones de guerra derribado en Viet Nam mientras bombardeaba Hanoi, no lo conmueven la masacre de un millón 200 mil civiles iraquíes, los decenas de miles de heridos y los 4 millones de refugiados, considerados como ”daños colaterales” víctimas de la “misión liberadora” de Bush.

Y mucho menos las catastróficas condiciones de vida a las que se enfrentan esos infortunados seres, ni la enorme destrucción material y cultural causadas en la milenaria nación árabe.

Su limitado sentido humanitario no rebasa la exclusiva preocupación por las vidas de los 160 mil soldados norteamericanos desplegados en Iraq, la de los 77 milicianos iraquíes o las de los 80 mil mercenarios que, bajo el disfraz de contratistas, los acompañan en su macabra misión.

Los cien años de permanencia en Iraq deseados por Mc Cain, tampoco toman en consideración el incremento de los ataques de la resistencia a las fuerzas norteamericanas en Bagdad desde principios de año, ni que el anterior resultó el más mortífero y para los soldados de Estados Unidos.

Estadísticas del Pentágono reconocen la muerte en combate de más de 4 mil soldados y de 29 mil heridos norteamericanos.

El senador no se ha mantenido ajeno a la inesperada llegada a Bagdad del secretario estadounidense de Defensa, Robert Gates, su segunda visita en tres meses, recibida con ataques de la resistencia y el estallido de los coches bombas.

Tras su reunión con dirigentes iraquíes y el comandante de las fuerzas de la coalición, David Petraeus, el jefe del Pentágono se pronunció por posponer la eventual retirada de 30 mil soldados antes de julio del 2008.

Medida sobre la que, según el diario Los Ángeles Times, existen serias contradicciones entre los altos mandos del Departamento de Defensa y los oficiales en el teatro de las operaciones bélicas.

Estas divergencias surgieron a raíz de las declaraciones de Petraeus, que debe presentar un informe al Congreso el próximo 30 de abril y el cual estima que el recorte afectaría la seguridad en el territorio iraquí, y ha solicitado más tiempo para valorar la situación.

Aunque coincide con ese criterio, Mc Cain bien hubiera podido preguntarles la opinión a los efectivos que desde hace cinco años integran el contingente militar de ocupación en Iraq, o consultar a los medios de prensa de sus país que a diario publican noticias sobre el deplorable estado de ánimo de esos soldados.

La fatiga, los problemas síquicos, los suicidios y la auto recriminación por el asesinato de civiles iraquíes cunden entre las tropas que no ven fin al descalabro de la guerra en Iraq.

Mc Cain, debiera preguntarse, al igual que lo hizo el The New York Times, en junio del 2003, cuántas más vidas, tiempo y dinero harán falta para que Estados Unidos se retirara de Iraq, y detenerse a pensar que no hay mal que dure cien años, ni pueblo que lo resista.

Fuente : Trabajadores.cu

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