viernes, 26 de diciembre de 2008

Sólo quedan 2 miembros en Comisión de Indultos

Escrito por: SILVIO CABRERA

El Nacional
Sólo dos miembros, entre ellos uno sin derecho a voz ni voto, quedan en la Comisión de Indultos, luego de la renuncia de cuatro, inconformes con el indulto concedido el 22 de este mes a varios miembros del Plan Renove y a la señora Vivian Lubrano de Castillo, condenada a ocho años de prisión por el caso Banínter.

En esa comisión sólo quedan un procurador adjunto, sin derecho a voto, y el reverendo Manuel Estrella.

Los cinco indultos dispuestos el 22 de este mes por el presidente Leonel Fernández provocaron una estampida de los miembros de la citada comisión, designada por la Procuraduría General de la República para evaluar a los reclusos que califican para el perdón de sus penas.

De los seis miembros que tenía la comisión, cuatro renunciaron disgustados por los indultos y porque no fueron consultados por el presidente Leonel Fernández antes de tomar la decisión.

Los renunciantes de la comisión fueron Fray Arístides Jiménez Richardson, coordinador de la Pastoral Penitenciaria de la Iglesia Católica, la arquitecta Marisela Vargas y los periodistas Nuria Piera y Huchi Lora.

elnacional.com.do

“Hace falta Trujillo”

POR REGINALDO ATANAY*
Rafael L. Trujillo


En la tierra Dominicana, casi no pasa un día sin que alguien exclame: “¡Aquí hace falta Trujillo!” como si se invocara al espíritu del extinto dictador Rafael L. Trujillo, ultimado hace varias décadas.

Cuando tal expresión se lanza en público o en los medios de comunicación, salen siempre voces adoloridas por la experiencia dictatorial y pronuncian un “Eso, ¡nunca más!”.

Y en eso se está pasando el tiempo. Trujillo es la figura más mencionada en el quehacer nacional; unos odian su memoria y otros la veneran.

Se desatan, entonces, las pasiones. El pro y el contra. Pero sigue el reciclaje de tales expresiones, sin que ello se vaya a acabar por todos estos tiempos.

Quizás sea necesario - lo creemos firmemente - que se comience a estudiar, sin pasión alguna, el fenómeno de la dictadura de Trujillo. Que se haga resaltar lo negativo y lo positivo de aquel régimen, para que la ciudadanía de estos tiempos, juzgue.

Porque es innegable que en la Era de Trujillo se cometieron crímenes abominables. Pero también hubo cosas positivas. La gente recuerda de ambos lados y a veces, cada quien le pone algo de lo suyo, para agrandar o achicar la cosa, de acuerdo a su parecer. O a su conveniencia.

La expresión esa - casi ya manida - de que “hace falta Trujillo” surge de algunos sectores de la consciencia popular, cuando se observa el desorden, la indisciplina y el irrespeto en los diferentes sectores de la vida nacional. Y cuando se dice eso, alguien o algunos de los que sufrieron en carne viva los horrores producidos por sicarios y esbirros, lanzan su voz de protesta, diciendo que eso no debe repetirse jamás. Y tienen razón. Y se notan los extremos. Extremos en insultos, que en nada contribuyen a la edificación ciudadana.

Porque en medios de comunicación suelen leerse muchos adjetivos - a veces todos juntos - cuando se refieren al dictador. Tales como: sátrapa, tirano, ególatra; ello, en contraposición a cuando él vivía en este lado de la vida: Perínclito Varón de San Cristóbal, Benefactor de la Patria, Padre de la Patria Nueva, etc.

Nos viene a la testa el título de un artículo periodístico que leímos durante la Era, en la que el autor decía: “Trujillo: el cuarto rey mago”.

Muchos de los muchachos de esta generación, empujados por la sociología y el deseo de tener a mano la verdad, han manifestado su interés de conocer más y mejor el tiempo de Trujillo. Y se les debe complacer. Poner en la balanza lo malo y lo bueno que se hizo en aquel régimen, y añadir las secuelas.

Porque, también, todo lo malo y todo lo bueno que se hizo en aquel tiempo, no fue obra sola de Trujillo; que en ello participaron otras muchas gentes. Luego, hay que establecer realidades, para fines históricos.

Pero tampoco, yéndose a los extremos, pues ahora mismo recordamos una expresión que tuvo para nosotros el ex capitán del Ejército, Víctor Alicinio Peña Rivera, uno de los implicados en el asesinato de las Hermanas Mirabal y de Rufino de la Cruz. Alicinio nos dijo entonces, refutando un artículo nuestro, que no sólo los del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) contribuyeron al sostenimiento de la dictadura, sino también los periodistas, con su pluma.

Aunque Montalvo, el escritor ecuatoriano dijo una vez “mi pluma lo mató”, eso es “cuento e’camino”. Son los hechos represivos los que sostienen una dictadura. A la Era de Trujillo hay que estudiarla, y tras el estudio sereno, frío, imparcial, establecer realidades desprovistas de intereses de gentes o grupos.

Porque mucha gente ve las cosas al través de la fantasía, y las cree así. Tal es el caso, por ejemplo, de la novela del ilustre peruano Mario Vargas Llosa La fiesta del chivo. Para realizar su obra, el político y escritor se pasó unos meses en Dominicana recabando datos históricos, y opiniones de distintas personas. Ahí hubo gente que soltó odios.

Y hay gente que cree que todo lo que se dice ahí es verdad, aunque se sabe que es una novela. Y de paso, a Trujillo nunca lo motejaron El Chivo. Eso sólo fue el nombre de un merengue que sacaron, con dicho nombre, a pocos días de la muerte del dictador.

El apodo que sí le decían a Trujillo, era el de Chapitas. Y aunque los adversarios de Trujillo, en sus programas radiales desde Venezuela, lo llamaban “Chapitas”, creyendo que lo insultaban, su hija, María de los Ángeles Trujillo de Domínguez (Angelita) nos dijo alguna vez que su padre le decía que sus enemigos se creían que lo ofendían con eso, pero lo que hacían era recordarle su apodo familiar, de cuando niño.

Un caso parecido es el de la magnífica novela Enriquillo de Manuel de Jesús Galván. Cuando niños, nosotros creímos que todos los dichos y movimientos del hidalgo don Pedro de Mojica, eran realidades...

*EL AUTOR es periodista.

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Los risueños cortesanos de la era del rey Leonel

Por Ivonne Ferreras*



El escenario está preparado. Los dominicanos y dominicanas asistirán a una gran fiesta de fin de año. Una especie de farsa teatral en la que hay que resaltar el ingenio del dueño del circo: Leonel Antonio Fernández Reyna, quien además es presidente y monarca en ciernes de la República.

Todo está listo para echar a un lado la solemnidad del Palacio de Bellas Artes, lugar escogido por el perínclito de Villa Juana para alojar a sus honorables invitados.

Los jueces en pleno, con Licelot a la cabeza, de la Cámara de Cuentas, tendrán una excelente presentación, amenizada por la SuberoBand, y el patrocinio de la Sun Land Corporation.

Vivian Lubrano, Antonio Marte, Pedro Franco Badía, entre otros, tendrán un papel protagónico, mientras se espera, como sorpresa de la noche a Quirino Ernesto Paulino Castillo, alguien que no podrá faltar, sobre todo por ser la “celebridad” que más “picoteos” le consiguió a Margarita, la decoradora preferida del rey Leonel.

Igualmente, se espera la presencia de Leonel Almonte, decano de los quebradores de bancos del país, Ramoncito Buenaventura Báez Figueroa, Álvarez Renta y Báez Coco, quienes no paran de ensayar para el gran debut en el fiestón de fin de año, los pasitos del rítmico merengue “e`pa`lante que vamo”.

Igualmente afina proa, porque llegará por agua en su yate Fénix, el célebre Florián Félix, quien como el ave que resurge de las cenizas, traerá consigo a Arturo Pellerano y a los asesinos del niño Llenas, y se presume que, hasta el hombre araña zarpará.

Y tan bien representada está esta farsa, que no faltará el ya célebre paseíto por el nuevo trencito, al que se dará cabida, claro está como simple espectador, al desesperado pueblo que con pan y circo tiene.

Muchos funcionarios estarán en las gradas, porque no todos tienen la importancia que reviste la nueva tragicomedia, que tiene visos desde antes de su estreno de que será todo un exitazo.

Y para no faltar a las buenas costumbres, tendremos como figura de relleno en el espectáculo en cuestión el conjunto formado por los reconocidos cómicos Félix Bautista, Diandino Peña y el otrora célebre Abelito Rodríguez del Orbe, quien hará la parte del campesino criollo, de los más acendrados.

El problema ahora está, en que un invitado especial, que de punta en blanco vestido irá, no encuentra qué ponerse, pues en el trajín de la faena, investigando a sus cercanos colaboradores por un asesinato en masa, dejó el traje perdido y lo busca por allá, en el poblado de Paya. Pero nada, ya lo alquilará y llegará feliz y cantando la vieja tonada de “marineros somos y en la mar andamos”.

Todo está ya preparado. El espectáculo de fin de año está por comenzar, eso sí, que a nadie se le ocurra llevar armas de fuego porque en la puerta, recogiendo los boletos, estará el inefable Franklin Almeyda Rancier, a quien tocará el gran honor de ser el encargado de la seguridad de tan insignes personajes.

Que nadie se mueva, el espectáculo va a comenzar.

*LA AUTORA es periodista.

almomento.net