viernes, 29 de febrero de 2008

SOCIALISMO Y PODER


Una vez consumado el derrumbe de la teoría del valor, la desmembración de la URSS y la caída del muro de Berlín, los pensadores de izquierda empezaron una tarea de revisión de la teoría marxista y descubrieron que la teoría revolucionaria todavía podía salvarse con una crítica severa al socialismo real, una adecuada toma de distancia frente a las irracionalidades de aquel socialismo, al que algunos no tan desprevenidos dieron lectura como una simple desviación de la teoría y, la recomposición de ésta sobre la base de una crítica al poder. Entonces, agarrados de Foucault, emprendieron una tarea de remiendo para darle plataforma a esa nueva izquierda emergente con el rostro supuestamente lavado. El poder está en todas partes -dice Foucault-, induce efectos, penetra los cuerpos y las mentes, constituye a los sujetos. Allí donde hay poder, hay resistencia. Al poder hay que resistirle y eventualmente eliminarle.

Pero lo cierto del poder es que históricamente es el factor forjador de lazo social para la creación de las sociedades humanas, es lo que hace que las sociedades existan. La historia enseña que de las sociedades sin Estado se ha pasado a las sociedades de poder, pero no a la inversa: que de las sociedades de poder se pase a sociedades donde éste desaparezca. Por lo demás, a estas alturas nadie se come el cuento de que alguien quiera tomar el poder para suprimirlo, mucho menos después de ver a tantos actores de izquierda en el poder, endureciéndolo y convirtiéndolo en totalitario, cuando no gozando groseramente de sus delicias materialistas y capitalistas en medio de la corrupción más abyecta.

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