POR NARCISO ISA CONDE
En esta campaña electoral brotó mucha basura ¡Muchísima!
Basura de todo tipo: Sun Land, Marbella, Macao, soborno, reparto de pollos y puercos vivos, machismo, egocentrismo, lambonismo, endiosamientos, fechorías… Eso asquea.
Pero hay algo que para mí es todavía más inaceptable y repulsivo: me refiero al uso que le diera el mal llamado “Movimiento Rebelde” de Juan Hubieres a la figura emblemática de Ernesto -Che- Guevara.
Porque hay símbolos, expresiones sublimes de ética, moral revolucionaria, insumisión, rebeldía antiimperialista y anticapitalista, y pureza revolucionaria, que hay que respetar y hacer que se respeten. Porque hay fronteras sentimentales que no es permisible transgredir impunemente.
Y el Che es el exponente más relevante, más universal, y más apreciado de esos valores.
Podría ser más o menos cuestionable que personas con muchas, pocas o ninguna necesidades urgentes, usen el rostro del Che para obtener uno que otro beneficio económico.
Podrían tolerarse o no determinados grados de comercialización de su figura, dado que de todas maneras, por encima de cualquier mezquindad menor o utilitarismo, la grandeza de Ernesto Guevara sobresale y se impone.
Pero lo que hizo Hubieres con el Che constituye una ofensa de alto grado a su memoria. Un irrespeto mayúsculo e intolerable a su límpida trayectoria. Una afrenta injustificable a lo que representa este extraordinario icono de la humanidad oprimida.
Hubieres adoptó el rostro del Che como logo de su movimiento político y le agregó la palomita de la paz.
Usó el poder de su potente gremio del transporte (Fenatrado) para desplegarlo en grande. Lo exaltó al máximo para luego colocárselo en la cabeza a Miguel Vargas Maldonado y llamar a votar por la corrompida y neoliberal cúpula del PRD.
No conozco que antes, ni en parte alguna del planeta, desde una supuesta postura de admiración, se ha hecho algo tan perverso con la figura del Che.
Los ataques de la CIA, de las derechas, de los(as) contrarrevolucionarios, por burdos, no son tan eficaces y tan dañinos como esta nueva modalidad de exaltación vejatoria y degradante del Che, sintonizada con la pérfida práctica de hacer política de derecha con simbologías de izquierda. Ni siquiera los renegados y traidores de izquierda que apoyaron la reelección de Leonel se atrevieron a tanto.
No comparto la conducta gremial y/o semi-empresarial de Hubieres, como no creo en la privatización del transporte público, ni siquiera dentro de esa modalidad de uso clientelar de la capacidad crediticia del Estado para beneficio de particulares. Tampoco comparto sus posturas políticas zigzagueantes y no pocas veces ambivalentes
Menos puedo aplaudir que se emplee -como se ha hecho- ese gremio y la búsqueda de prebendas o posiciones en su favor, optando indistintamente por la candidatura a síndica de Peggy Cabral, aliándose con Hatuey, o formando y financiando el llamado “Movimiento Rebelde”, que al tiempo de promover la imagen del guerrillero heroico, ha sido puesto al servicio de una facción de la partidocracia corrompida y subordinada al neoliberalismo.
Puede decirse que en el mundo del empresariado choferil los hay peores y eso es tan cierto como que la mayoría de los choferes son personas sacrificadas que no se benefician de las sinvergüencerías de sus jefes “sindicales”.
Pero de todas maneras soy de los que he sostenido, después de valorar esta realidad, las modalidades de participación de Fenatrano y de Hubieres en el Foro Social Alternativo y sus intentos de presentarse como candidato de las izquierdas, que si bien ese sector aporta recursos, capacidad de paralización y de protesta dentro del movimiento social, en lo fundamental afecta su imagen, contamina sus procesos y termina afectando su credibilidad y su consistencia política y moral.
Todo esto, sin embargo, se queda corto respecto al tema central de este artículo.
Se trata una agresión mayor al imaginario y a la espiritualidad bondadosa de los pueblos. ¡Vale el desagravio! Sólo que el poder simbólico y la grandeza del Che posibilitan resarcir esta afrenta siempre que se condene y aísle como se debe esta farsa cargada de inmoralidad y simulación.
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