viernes, 4 de enero de 2008
RUMBO AL SOFTWARE LIBRE
Para todos aquellos amantes de los live cd's sale al mercado en su fase beta Mandriva Linux One que es una nueva forma de LiveCD de Mandriva, que reemplaza al antiguo Move.
Como Move, One es un LiveCD completamente funcional basado en el último lanzamiento de Mandriva (Mandriva Linux 2006), pero tiene un nueva característica, se puede instalar al disco duro desde dentro, mientras el sistema Live está funcionando.
Mandriva One está ahora en fase de prueba, así que, se aconseja descargar y probar el nuevo live cd disponible en varios idiomas y si es posible informar en Bugzilla sobre cualquier error que se encuentre.
Pronto sera lanzada la versión final de One, inicialmente para los miembros del Club y luego para el público en general.
Pueden acceder a su descarga desde el siguiente enlace o en cualquiera de los mirros públicos de Mandriva:
Mandriva One BETA CD ISO
LA GRAN FOTO
Dominicano enfrentando al soldado invasor
Es posible que al enfrentarse con tan sólo sus puños y su coraje, al soldado invasor que pretendía obligarlo a recoger basura, el señor Senén Sosa, quien aparece en la fotografía tomada por el reportero gráfico Juan Pérez Terrero, y que ha sido seleccionada como una de las fotos del siglo, estuviese realmente bajo los efectos del alcohol.
Permítanme decirles que ese es un detalle irrelevante, sin importancia y que no le resta significación ni al hecho ni al protagonista.
Porque en nuestro país lo raro es encontrar a alguien que no beba su trago, aunque, por supuesto, hay quienes lo hacen en más abundancia que otros.
Por que de todos los sanos y borrachos, fue el señor Senén Sosa el único capaz, hasta donde se sabe , de hacer lo que él hizo, por lo cual ganó notoriedad y pasó a la historia, a riesgo enorme de su vida.
Hacer lo que él hizo frente a uno de los soldados de las tropas que, desde el 28 abril del 1965, habían invadido brutalmente nuestro país, se pagaba con la vida.
El 10 de enero de 1966, un pobre obrero llamado Feliciano Matos, se resistió dignamente a la orden de uno de esos bárbaros invasores, que lo quiso obligar a recoger basura. La negativa de el obrero significó su muerte, porque el soldado yanqui le disparó con su escopeta y lo dejaron morir en plena calle.
Senén Sosa corrió ese riesgo; si estaba convencido o no de que podía morir, a fin de cuentas es lo de menos. La historia nunca se ha hecho ni se hará adivinando intenciones, determinando si algún actor estaba borracho o sobrio en medio de un acontecimiento. No, señor.
Para la historia, sin que pretendan olvidarse los detalles ni falsear verdades para fabricar mitos , lo que en definitiva cuenta son los hechos y los resultados. A veces, hasta independientemente de las intenciones o fines ulteriores de los protagonistas de esos hechos.
Y lo que se registra y registrará la historia, com asunto principal es que el, desde entonces célebre y mundialmente conocido, dominicano de la fotografía en cuestión, enfrenta en actitud de valiente y desafiante protesta, con tan solo unos puños bien crispados y dispuestos a descargarse, a un soldado que pisoteaba el suelo y la dignidad de este país y que pretendía hacer prevalecer su decisión con un pavoroso fusil AR-15 en las manos.
Lo importante es ese hecho específico. Ese instante que captó en una dramática secuencia, el lente audaz y diestro de Juan Pérez Terrero.
Huelga repetir que esa escena captada por la foto, o para mejor decir, por las fotos de Pérez Terrero , recorrieron el mundo en aquellos tiempos en que los dominicanos defendían su patria. En las más variadas ciudades del mundo, en numerosos impresos de otros países, la aludida foto aparecía como un símbolo de resistencia y de decoro. Y seguirá jugando ese mismo papel por todos los años por venir.
El hecho mismo de que una agencia internacional la haya escogido como una de las fotos del siglo veinte, da una idea de la trascendencia del hecho singular que ella retrata. Y si está muy bien que quien tenga datos e información los aporte, es preciso que a la hora de hacerlo, casa quien se ocupe de poner con objetividad y justicia, las cosas y los hombres en su justo lugar.
Tomado de: La foto del dominicano enfrentando al soldado invasor
Rafael Chaljub Mejía, Periódico Ultima Hora, Octubre, 1999.