Estados Unidos ha dicho adiós definitivamente a la silla eléctrica. La pena de muerte por electrocución ha quedado desterrada, después de que el Tribunal Supremo de Nebraska haya declarado hoy que el método es "anticonstitucional".
La decisión ha beneficiado de inmediato al asesino hispano Raymond Mata, condenado a muerte por el asesinato premeditado en 1999 de Adam Gómez, un niño de tres años. La pena de muerte rige en 36 de los 50 estados del país y Nebraska era el único que mantenía la silla eléctrica como método de ejecución. En los demás, la inyección letal es el método que se sigue empleando. "El sello característico de una sociedad civilizada es que castigamos la crueldad sin apelar a ella", ha manifestado hoy el tribunal de nueve miembros. "Las pruebas demuestran que la electrocución inflige un dolor intenso y un sufrimiento agonizante. Por lo tanto, la electrocución como método de ejecución es un castigo cruel y desusado", ha agregado.
"Se trata del último clavo en el ataúd de la electrocución", ha indicado Richard Dieter, director del Centro de Información de la Pena de Muerte (CIPM). Según Dieter, se quiere enviar el mensaje al resto de Estados de que "la pena de muerte está bajo el escrutinio de los tribunales estatales y federales".
La prescripción del castigo determinó el aplazamiento indefinido de la ejecución de Mata, cuya víctima, hijo de su antigua novia, fue secuestrada, asesinada y luego descuartizada. En su veredicto sobre la ejecución, el tribunal hah reiterado que su decisión sobre la silla eléctrica no significa la abolición de la pena de muerte en el Estado. Sin embargo, la decisión ha sido criticada por el gobernador Dave Heineman por constituir una manifestación de "activismo político".
Los últimos 154 electrocutados
La inyección letal ha sido el método principal de ejecución en Estados Unidos desde que se restableció la pena de muerte por el Tribunal Supremo en 1976. Según cifras de CIPM, desde ese año han sido ejecutados 1.099 asesinos, 154 mediante la electrocución, tres de ellos en Nebraska.
En 1976, la pena de muerte contaba con el apoyo de más de un 80% de la población. Sin embargo, ese apoyo ha caído progresivamente bajo las críticas de organismos defensores de los derechos humanos y ahora es de alrededor de 60%, según las últimas encuestas. Antes de Nebraska el último estado en suprimir la silla eléctrica fue Florida.
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elpais.com