- Solana y Navarro piden a Zapatero que refuerce el papel español en la UE
- Zapatero es la última esperanza de otros líderes de la izquierda
BRUSELAS
Desde primera hora de la mañana, ministros y otros diplomáticos de los Veintisiete, reunidos en Bruselas para su cónclave mensual, se acercan a la prensa española y a Alberto Navarro, secretario de Estado para la UE, para felicitar a los socialistas por su victoria.
"He oído que nuestros amigos socialistas españoles han ganado las elecciones y les doy mi más sincera enhorabuena, especialmente a mi amigo Moratinos", comentó, a la llegada al Consejo de la UE, Dimitrij Rupel, ministro de Exteriores de Eslovenia, el país que preside este semestre la Unión, y que no podrá transmitirle en persona el mensaje al ministro español, ausente de este encuentro. El esloveno pudo seguir los resultados electorales anoche con una buena fuente, ya que cenaba con Javier Solana, en la preparación habitual de la reunión de Exteriores.
El jefe de Política Exterior de la UE también se ha parado esta mañana para congratular ante los micrófonos a José Luis Rodríguez Zapatero y, de paso, mandarle un mensaje velado sobre la atención internacional que le falta al presidente español. Solana expresó su deseo de que en la próxima legislatura España juegue "un papel importante en Europa", sobre todo para la ratificación del Tratado de Lisboa, que, por cierto, le hará probablemente súperministro de Exteriores.
"Espero que, a partir de ahora, la política europea sea un tema de consenso, que nos sirva para reforzar el peso de España en las instituciones", dijo también Navarro, quien ya piensa en la presidencia de turno española de la UE en 2010, para la que ya hay que empezar, según él, a fijar "las grandes líneas".
El diplomático augura más cercanía entre el PSOE y el PP en la política comunitaria: "Europa es, sin duda, una de las cosas que nos unen", dijo. Algunos diplomáticos vecinos no pueden ocultar cierta sorpresa por la victoria socialista, no por Zapatero, sino porque España se ha convertido en el único gran país de Europa donde la izquierda es capaz de ganar.
La mayoría de los Estados del Este, donde gobierna la derecha o el centro-derecha, miran con curiosidad hacia el Sur, donde en España, Portugal y ahora la minúscula Chipre lo ha conseguido la izquierda.
Los otros dos casos de países grandes con partidos progresistas, Reino Unido e Italia, son más dudosos, ya que es difícil considerar a los laboristas de Blair o de Brown socialistas, mientras el frágil Ejecutivo multicolor de Prodi apenas ha sobrevivido dos años y, según las encuestas, va a ser sustituido de nuevo por Silvio Berlusconi en las elecciones de abril.
En Francia, sólo los desmanes personales y políticos del histriónico Nicolas Sarkozy consiguen que los socialistas avancen, mientras que en Alemania la socialdemocracia está sometida a la gran coalición.
De hecho, Zapatero es la última esperanza de otros líderes de la izquierda desaventajada como Walter Veltroni, que vaticina un "nuevo viento" en un ejercicio tal vez más de 'wishful thinking' que de previsión certera para una Italia presa fácil de Berlusconi en medio del desaliento. "No estoy convencido de que España haya superado a Italia en el plano económico, pero ya lo ha hecho brillantemente en el plano civil", escribe hoy, melancólico, el editorialista del 'Corriere della Sera', Sergio Romano.
Para los estándares de EEUU, donde la diferencia entre demócratas y republicanos es, más bien, el margen entre la derecha (o la ultraderecha, según el candidato) y el centro-derecha, José Luis Rodríguez Zapatero está muy a la izquierda de la media. 'El osado izquierdista', titula hoy su perfil del presidente español el New York Times, que describe al socialista como un premier "por accidente" que ha puesto la antiguamente religiosa España "en la vanguardia izquierdista de Europa".
El diario describe al presidente como "calmado" y "amigable", aunque poco sociable con sus colegas europeos. "Tiene fama de ser un hombre casero al que le gusta dormir en su propia cama y está fuera de lugar en las reuniones internacionales. A diferencia de muchos líderes europeos, sólo habla una lengua, la suya", explica.
El británico 'The Guardian' cree que ahora que Zapatero se ha quitado "la etiqueta de primer ministro accidental", continuará de forma aún más ambiciosa con sus reformas sociales, al menos mientras la crisis económica se lo permita.
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