Por Ariel Dacal
Palabras y nombres preteridos regresan, no para ser juzgados, no para ser ametrallados desde compromisos camuflados por las mediaciones de una historia conclusa; regresan para ser útiles, regresan para fecundar/nos con sentidos, deberes y posturas necesarias para el camino por hacer/nos. Regresan para participar con nosotros y nosotras en la resignificación de nuestro desafío político.
Revolución, URSS, socialismo, Marx, imperialismo, Lenin, comunismo, Trotski, Gramsci, Lukács, lucha de clase, Guevara, trabajadores, Rosa, emancipar, popular, anticapitalista, burocracia, contrarrevolución, revolución… palabras y nombres que vuelve desde un significado incendiario: la lucha por el socialismo revolucionario.
No es causal que para América y el mundo entero el siglo xxi esté, desde sus primeras horas, deletreando esos nombres y palabras. Es como si los oprimidos comenzaran a renacer del letargo en que estuvieron sumidos desde que los silenciaron en nombre de la palabra, desde que los enclaustraron en nombre de la libertad, desde que les mintieron en nombre del socialismo. Y el despertar tiene una demanda fascinante, recuperar las palabras por y para la voz propia de los oprimidos.
En una sala conferencias del centro Juan Marinello hemos inaugurado el Taller permanente: Revolución bolchevique, historia de la URSS y Cuba. Análisis crítico socialista desde el siglo xxi . Aquí el término /crítico/ se ubica en el sentido de restaurar, no destruir; de repensar, no olvidar; de comprometer/nos, no pavonear/nos. El taller ve la luz en un momento especial de la historia cubana. La Isla empieza a descifrar los códigos de su pasado más reciente para ver con mayor lucidez lo que le sigue en las próximas horas y décadas. Esas lecturas y búsquedas muestran un abanico amplio y diverso de intereses y visiones, de propuestas y ansiedades. Útiles todas porque permiten una lectura más abarcadora de lo que somos.
El Taller (con extenso título) corta camino e intenta visitar ese pasado desde una totalidad que desborda las fronteras físicas e históricas de Cuba. Parte, y esto es en sí su mayor reto, de un firme compromiso con la historia del socialismo, sus realizaciones y desfalcos, su presente y futuro. Leer la historia del socialismo para entender a Cuba parte de una postura comprometida sin tapujos ni mediaciones infalibles.
Los que asistimos a esos intercambios de ideas y a la creación de una visión colectiva reconocemos que somos portadores de /saberes/ diferentes sobre el tema. Generaciones diversas con “formaciones” contextuales diversas concurren y dialogan, se instruyen, se informan, reinterpretan, aportan y conforman una visión cubana del socialismo que solo podrá ser resultado, esa, de lo que somos. Esta clarificación deshace las pedantes valoraciones de bueno/malo; correcto/incorrecto; ilustrado/ignorante. Asumir este intercambio demanda, y tal interés subyace en el Taller mismo, un proceso de aprendizaje (adquisición de información) y de educarnos (repensar nuestras conductas y posicionamientos intelectuales y políticos). Demanda, al mismo tiempo, una puesta en común de nuestro sentido de lo /socialista/ en la dualidad lectura/demanda.
El intento recién comienza. Una sola sesión (la primera) ha develado preguntas ansiosas, respuestas abiertas e interés de andar en esa búsqueda. El comienzo mismo ha sido de ruptura con viejas lógicas del saber (al menos con rudimentos valiosísimos para esa ruptura). Entre las cosas felices que sucedieron destaca que todas y todos, cuando menos, hablamos una vez. No hubo rostros anónimos. Nadie aplastó desde su opinión; nadie jerarquizó, nadie concluyó el tema con palabras irrefutables, nadie impuso, nadie negó. Al parecer, el sentido de pertenencia con lo que puede acontecer pasó de los convocantes a los convocados. No pocas manos se alzaron para proponer como organizar mejor el trabajo, como sacarle más frutos a esa siembra. ¡Por fin! debatir sobre el socialismo es un lugar feliz, alegre. Y puede ser así porque todos y todas somos la lección, la conclusión, la propuesta, la evaluación. Todas y todos, ahí, somos el compromiso socialista.
La Habana, 12 de mayo del 2007
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