miércoles, 20 de febrero de 2008

Fidel deja el poder


LA HABANA.- Fidel Castro anunció ayer su renuncia a la Presidencia de Cuba tras casi medio siglo en el poder, abriendo una era de cambios en la que el legendario dirigente comunista mantendrá la influencia de su liderazgo histórico.
"No aspiraré ni aceptaré el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe", afirmó Castro en una carta publicada en el diario oficial Granma, cinco días antes de que el Parlamento electo en enero lo postulara para la reelección.

En la nota, el líder cubano de 81 años no hizo mención de su cargo como primer secretario del Partido Comunista (PCC), lo que significa una amplia cuota de poder, por ser la fuerza gobernante y única legal en el país.

Ultimo líder histórico del comunismo, Fidel dio el paso al costado tras casi 19 meses de convalecer de una enfermedad intestinal que lo llevó a ceder el mando provisionalmente a su hermano Raúl, ministro de Defensa de 76 años, el 31 de julio de 2006.

Ahora deja el camino despejado a Raúl para asumir definitivamente la Presidencia, sin que se descarte una sorpresa -según analistas- en caso de que el vicepresidente Carlos Lage, de 56 años, asuma como cabeza del Estado instalando a la nueva generación en el poder.

"Afortunadamente nuestro proceso cuenta todavía con cuadros de la vieja guardia", otros algo más jóvenes como altos oficiales del Ejército, que "cuentan con la autoridad y la experiencia para garantizar el reemplazo".

Además de otra "generación intermedia", como la de Lage, que no participó en la guerrilla pero aprendió a "organizar y dirigir una revolución", dijo, al sugerir el posible escenario que será definido el domingo.

Carta de renuncia de Fidel Castro
Queridos compatriotas:
Les prometí el pasado viernes 15 de febrero que en la próxima reflexión abordaría un tema de interés para muchos compatriotas. La misma adquiere esta vez forma de mensaje.

Ha llegado el momento de postular y elegir al Consejo de Estado, su Presidente, Vicepresidentes y Secretario.

Desempeñé el honroso cargo de Presidente a lo largo de muchos años. El 15 de febrero de 1976 se aprobó la Constitución Socialista por voto libre, directo y secreto de más del 95% de los ciudadanos con derecho a votar. La primera Asamblea Nacional se constituyó el 2 de diciembre de ese año y eligió el Consejo de Estado y su Presidencia.

Antes había ejercido el cargo de Primer Ministro durante casi 18 años. Siempre dispuse de las prerrogativas necesarias para llevar adelante la obra revolucionaria con el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo.

Conociendo mi estado crítico de salud, muchos en el exterior pensaban que la renuncia provisional al cargo de Presidente del Consejo de Estado el 31 de julio de 2006, que dejé en manos del Primer Vicepresidente, Raúl Castro Ruz, era definitiva.

El propio Raúl, quien adicionalmente ocupa el cargo de Ministro de las F.A.R. por méritos personales, y los demás compañeros de la dirección del Partido y el Estado, fueron renuentes a considerarme apartado de mis cargos a pesar de mi estado precario de salud.

Era incómoda mi posición frente a un adversario que hizo todo lo imaginable por deshacerse de mí y en nada me agradaba complacerlo.

Más adelante pude alcanzar de nuevo el dominio total de mi mente, la posibilidad de leer y meditar mucho, obligado por el reposo.

Me acompañaban las fuerzas físicas suficientes para escribir largas horas, las que compartía con la rehabilitación y los programas pertinentes de recuperación. Un elemental sentido común me indicaba que esa actividad estaba a mi alcance.

Por otro lado me preocupó siempre, al hablar de mi salud, evitar ilusiones que en el caso de un desenlace adverso, traerían noticias traumáticas a nuestro pueblo en medio de la batalla. Prepararlo para mi ausencia, sicológica y políticamente, era mi primera obligación después de tantos años de lucha. Nunca dejé de señalar que se trataba de una recuperación "no exenta de riesgos".

Mi deseo fue siempre cumplir el deber hasta el último aliento. Es lo que puedo ofrecer.

A mis entrañables compatriotas, que me hicieron el inmenso honor de elegirme en días recientes como miembro del Parlamento, en cuyo seno se deben adoptar acuerdos importantes para el destino de nuestra Revolución, les comunico que no aspiraré ni aceptaré- repito- no aspiraré ni aceptaré, el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe.

En breves cartas dirigidas a Randy Alonso, Director del programa Mesa Redonda de la Televisión Nacional, que a solicitud mía fueron divulgadas, se incluían discretamente elementos de este mensaje que hoy escribo, y ni siquiera el destinatario de las misivas conocía mi propósito.

Tenía confianza en Randy porque lo conocí bien cuando era estudiante universitario de Periodismo, y me reunía casi todas las semanas con los representantes principales de los estudiantes universitarios, de lo que ya era conocido como el interior del país, en la biblioteca de la amplia casa de Kohly, donde se albergaban.

Hoy todo el país es una inmensa Universidad. Fidel Castro Ruz 18 de febrero de 2008 - 5 y 30 p.m

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