martes, 18 de diciembre de 2007

GREMIOS

Los gremios eran organizaciones corporativas que englobaban y controlaban a todos los artífices de un mismo oficio. Estas organizaciones aparecen en Europa a finales de la Edad Media con la recuperación de las ciudades.
Se trataba de una poderosa organización que tuvo como objetivo conseguir un equilibrio entre la demanda de obras y el número de talleres activos, garantizando el trabajo a sus asociados y así el bienestar económico. Los gremios son el precedente de los sindicatos, con la diferencia de que los gremios son sindicatos de oficio y hoy día el movimiento sindical ha optado por sindicatos de clase.
El gremio reguló todos los aspectos, materiales y espirituales, de la vida de los artistas:
Su formación y escala laboral: contratos de aprendizaje; aprendiz, oficial, maestro, etc.
El funcionamiento de su taller: suministra los materiales, supervisa la producción: veedores (fiel contraste), regula el "justo precio" del producto, controla los contratos.
La vida espiritual de sus miembros y gestiona prácticas de beneficencia: Funda un hospital o cofradía advocada a sus santos patronos. Cuida de las exequias de sus miembros y de los sufragios para la eterna salvación de sus almas. Cuida a la viudas y huérfanos. Dotes, ayudas económicas.

Estructura profesional [editar]
La escala laboral del gremio se estructuraba en tres niveles: aprendices, oficiales, maestros.
Los aprendices eran la parte inferior del escalafón y puerta de ingreso al gremio. El acceso estaba limitado pues la finalidad última de los gremios era conseguir un equilibrio armónico entre demanda de obras y número de maestros. Estaban excluidos musulmanes y judíos; e incluso quienes no pudieran demostrar limpieza de sangre, es decir, los que no fueran cristianos viejos. La exclusión de ambos grupos se explicaría por el carácter excluyente de la religión cristiana, que aborrecía a los infieles. Contra los musulmanes se estaban produciendo las cruzadas y en España el proceso de reconquista. Los judíos se les acusaba de grandes maldades contra los cristianos y eran odiados por la población. También se excluyó a negros y mulatos porque no eran considerados personas, sino simples animales. Quedaban fuera los extranjeros o forasteros, es decir, los que no eran habitantes de una ciudad.
La formación se verificaba a través de la firma de un “contrato de aprendizaje”, documento de naturaleza jurídica donde intervenían un maestro que se comprometía a enseñar y un joven que quería aprender. Los contratos tenían las siguientes cláusulas:
Duración: de 4 a 6 años.
Edad del aprendiz: 12-14 años.
Compromisos del aprendiz:
Obedecer al maestro.
Acudir al obrador todos los días.
No ausentarse
Guardar fidelidad al maestro.
Compromiso del maestro:
Manutención del discípulo.
Adiestrarlo y enseñarle el oficio.
Darle cierta compensación económica.
Compromiso del padre o tutor:
responder jurídicamente de los actos del aprendiz.
Finalización del contrato:
Al terminar el plazo establecido.
Por muerte o enfermedad de una de las partes.
De mutuo acuerdo.
Los oficiales constituían el peldaño intermedio del escalafón. Se trataba de una categoría no muy bien definida en la que se maduraba y adquiría perfección en el oficio. No tenía tiempo fijo de duración, generalmente la mitad del período de aprendizaje, pero era mejor su posición jurídica, con todos los derechos y deberes.
Los maestros eran la categoría superior de la estructura gremial a la que se accedía tras la superación de examen, una prueba práctica, lo que daba la posibilidad de abrir taller propio, contratar obras o de establecer formas de comercialización.

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